Revista (Blog)

 
ESPACIOS NATURALES
30 de Abril de 2010
SIERRA DE LÚJAR
ESPACIOS NATURALES | Víctor Fernández  
 
Sierra de Lújar  


SIERRA DE LÚJAR
 ESPACIO NATURAL

  

La sierra de Lújar es uno de los espacios naturales más sobresalientes en la comarca de la Costa de Granada.

Situada entre la Costa y el valle del Guadalfeo y alcanzando los 1.836 metros de altitud, está cortada por profundos y empinados barrancos repartidos en todas las orientaciones geográficas y posee una vegetación que, aunque ha sido muy dañada en gran parte por incendios en los últimos treinta años, conserva retazos de las formaciones naturales originales.

Descripción
 

Morfológicamente, la Sierra de Lújar es a grandes rasgos un gran domo calizo labrado por numerosos y profundos barrancos por todas sus caras. Algunos de ellos son cortos y de fortísima pendiente, enriscados, con laderas de piedra suelta e inestable que hacen casi imposible su ascenso. Otros barrancos son más largos y remontan la sierra desde su base hasta la cercanía de la cima, como el de Las Víboras y el del Vicario por el Oeste y especialmente el de los Castillejos en la Cara Norte, que llega hasta el pié de la cima.

Empezando por la cara sur que mira hacia el mar encontramos el Barranco de la Entabicada, que comparte nombre con las minas allí existentes. Como casi todos los demás barrancos de las caras norte y este, alcanza la cuerda de la cumbre formando un circo rodeado de paredes calizas. Este barranco se continúa en la parte baja de la sierra uniéndose al barranco de Lagos y formando los característicos "tablones" formaciones de glacis (pie de monte, de escasa pendiente, que se encuentra cementado) endurecidos en forma de terrazas y atravesados por profundos arroyos que apenas si llevan agua salvo en épocas de fuertes lluvias pero mantienen una humedad edáfica que se ve reflejada en su espesa vegetación.


Barranco de las Víboras          Barranco de los Castillejos         Barranco de la Entabicada   
         

Hacia el Este, el siguiente es el Barranco de Lagos, encajado entre laderas de esparto y roquedos.

A continuación el barranco de Lújar o de las Carihuelas y los del Aljibe, del Almez y del Rincón, formando todos ellos la cabecera del barranco de Olías que recoge las aguas desde el collado que forma la Sª de Lújar con la Contraviesa para aportarlas a la rambla de Gualchos.

Con la misma dirección, pero orientado al norte, hacia el valle del Guadalfeo, parte del mismo collado el barranco del Alhayón, mucho más abierto que el resto, dejando al oeste Sierra de Lújar y al este la Contraviesa y siendo el único que mantiene un arroyo con agua durante todo el año, con la consecuencia de tener vegetación de ribera asociada.


Barranco de Lagos                   Valle del Guadalfeo                  Los Pelaos
        

Siguiendo el giro al contrario del reloj encontramos de nuevo planicies de esparto, cistáceas, aulagas y romero hasta llegar al Barranco de las Cuevas, y a continuación de este llegamos al más largo y profundo de los barrancos. El barranco de los Castillejos está labrado en los dos tercios inferiores de su recorrido entre paredes calizas, pedreras inestables de fuerte pendiente y en muchas zonas estrechado y encajonado entre riscos.

Su vegetación dominante es de matorrales en la estrecha parte baja, pinares con encinas y cornicabras en la zona media y encinas con arces granatenses, quejigos y espinos en la zona alta, que se abre en una cabecera amplia hasta la base de la cima, donde confluyen otros barrancos formando una planicie kárstica, "Los Pelaos", fomada por un lapiaz calizo donde medran el pino silvestre, el piornal y los herbazales de lastón.


A continuación y mirando al norte está el barranco del Olivo, con fortísima pendiente, y en cuya cabecera están los restos del poblado minero de San José, así como una de las zonas de vegetación arbustiva mejor conservada, un espeso rodal de madroño y durillo sobre un glacis con suelo profundo.


A continuación el barranco de La Negra, también de los más largos, donde a pesar de los incendios resisten rebrotando de los incendios pies aislados de madroño y durillo, y en su cabecera, por encima de las minas de Peñarroya, un amplio encinar con algunos quejigos que conserva un rico sotobosque de espinos y arces y donde crecen peonías y varias especies de orquídeas.


Uno de los más largos es el Barranco del Vicario o de los Hornos cuyos dos ramales alcanzan la zona de pinares de Pino silvestre de lo alto de la sierra.

Ya en término de Vélez de Benaudalla los barrancos del Algarrobo y de las Víboras, que miran hacia el Oeste, cubiertos de espeso matorral de coscoja y cistáceas, y encinar en la zona alta, alcanzando este último con su ramal del barranco del Guano la antigua zona minera del Llano de los Pozos


Barranco del Olivo                       Barranco de la Negra                Tajo Don Luis
        


Ubicación


En sentido amplio la Sierra de Lújar queda rodeada por el río Guadalfeo por el norte y el oeste, y sus matorrales dominan el paisaje por el sur y el oeste desde la cota de 600 metros de altitud, enmarcando en su conjunto unos 90 kilómetros cuadrados de superficie repartidos en los términos municipales de Órgiva, Vélez de Benaudalla, y Lújar.



Geología


La Sierra de Lújar forma parte de las Sierras Béticas Litorales, formando parte del cordón que recorre la costa desde Sª de Tejeda, Sª de Alhama, Sª de Almijara, Sª de Cázulas, Sª de Bodíjar y Guájaras, todas ellas calizas y dolomíticas, y continuando hacia el Este, después de Lújar, con la Contraviesa, formada por esquistos. El contacto entre ambas rocas puede observarse en la cabecera del barranco de Olías. Un estudio detallado de la geología de la Sierra de Lújar se puede ven en Geología de la Sierra de Lújar.



Hábitats


Encontramos en la Sierra de Lújar los Pisos Bioclimáticos Termomediterráneo en su zona inferior de orientación sur, Mesomediterráneo en la zona media, y el Supramediterráneo en las cotas altas.

Dentro de esos pisos y en función de los avatares históricos asociables esencialmente a la explotación del carbón y leñas, a la extracción de madera para la minería y los ingenios azucareros, y a los incendios forestales antiguos y recientes, encontramos diferentes formas de vegetación en buena medida resultado de procesos de degradación inherentes a la presión humana.


Pinar de los Pelaos                 Arce Barr. de los Castillejos    Barranco de los Castillejos
        


Formaciones arbóreas:


Pinar de P. sylvestris

En la parte más alta de la Sierra podemos observar formaciones vegetales del piso supramediterráneo. Entre otras están los pinares de Pinus sylvestris procedentes de repoblación y situados por encima de los 1.600 metros de altitud. Estos están distribuidos en varias manchas donde existe suelo profundo y se presentan en forma de pinar muy espeso con buen desarrollo arbóreo y en forma de retazos de pinos menos desarrollados por la fuerte influencia  de los vientos y la escasez de suelo en la zona más alta, Los Pelaos, aportando diversidad estructural a los ecosistemas típicamente mediterráneos originales. El pino silvestre se adapta bien en estas cotas superiores a los 1.600 m.s.n.m., compitiendo eficazmente con la encina, especialmente en áreas expuestas al fuerte viento y abundantes nevadas invernales. Son pinares densos, oscuros, que carecen de sotobosque  y en cuya orla exterior podemos encontrar espinos Crataegus monogyna, agracejos Berberis hispanica, lavanda Lavandula lanata  y herbáceas como Colchicum triphyllum y orquídeas .


Encinar

En las cabeceras de los barrancos de la cara sur y este, muy empinadas y de escaso suelo, encontramos encinas Quercus ilex en formación dispersa como especie arbórea dominante que ocupa canchales y los escasos lugares donde no aflora la roca caliza.

En cambio donde el suelo es más profundo, como las cabeceras de los barrancos de la cara norte y este, encontramos amplios encinares que en algunas zonas están salteados con quejigos Quercus faginea, arces Acer opalus subs. granatensis, madroños Arbutus unedo, durillos Viburnum tinus, espinos Crataegus monogyna escasas olivillas Phyllirea angustifolia, endrinos Prunus ramburii, madreselva Lonicera implexa, torvisco Daphne gnidium y un sustrato herbáceo con peonías Peonia coriacea, gamones Asphodelus albus y orquídeas.

En fondos de algunos barrancos aparecen formaciones de cornicabra Pistacia therebintus con escasos lentiscos Pistacia lentiscus, así como la rara Delphinium staphisagria

Podemos encontrar en zonas muy localizadas varios pequeños rodales de durillo Viburnum tinus y madroño Arbutus unedo que sorprenden por ser esta última una especie propia de suelos ácidos. Al parecer esto se debe al lavado de estos suelos por la fuerte pendiente y a que la base geológica es más dolomía que caliza, más pobre en calcio que ésta última. Acompañan a estos otras especies como cuchilleja Bupleurum gibraltarium y la jara pringosa Cistus ladanifer típica de suelos ácidos.

En la cara Oeste, hacia Vélez de Benaudalla, existen espesas manchas de chaparral (encinas rebrotadas de tocones a consecuencia de las talas, los incendios y el carboneo) que se alternan con matorral espeso de aulagas.


Pinar de pino carrasco

Repartidos por la cara norte de la sierra encontramos pinares de pino carrasco Pinus halepensis producto de repoblaciones recientes, aunque es de destacar que existen algunos pies de Pino carrasco que han sobrevivido a los incendios y tienen gran porte.


Aceral

En la cabecera de los Castillejos encontramos asimismo encinares mezclados con arces y espinos majuelos a la vez que restos de labores de carboneo de mediados del siglo pasado.

Salpicados por diferentes rincones poco accesibles de la sierra encontramos algunos rodales de arces de buen porte que nos indican la variedad de la vegetación potencial de esta sierra. Algo similar ocurre con la cornicabra.



Formaciones arbustivas:


Piornal

En la zona de la cumbre, por encima de los 1600 m.s.n.m., el piornal alterna con el pinar. El piornal está formado por matorrales almohadillados de forma semiesférica y aplastados contra el suelo y asociados a unas duras condiciones ambientales dominadas por los fuertes vientos, las frecuentes nevadas invernales y la sequía veraniega. Las especies predominantes son Echinospartium boissieri, Bupleurum spinosum, Vella spinosa, y Erinacea anthyllis.

Buena parte de esa zona está formada por lapiaz cárstico donde el suelo es pura roca fragmentada en cuyas grietas también arraigan espinos Crataegus monogyna y agracejos Berberis hispanica.


Aulagar

Grandes extensiones de esta sierra se ha quemado con frecuencia arrasando la vegetación arbórea y dando lugar al desarrollo de formaciones arbustivas de aulagas Ulex parviflorus, cistáceas Cistus salvifolius, C. albidus,  C. clusii, Halimium atriplicifolium, romero Rosmarinus officinalis, palmito Chamaerops humilis, y escasas retamas Retama sphaerocarpa........ Estos matorrales seriales que siguen a la degradación del encinar están alternados con algunas manchas de chaparral y encinar espeso en las cabeceras de los barrancos en especial en la zona de la Fuente del Plomo y cabecera de los Barrancos del Guano, de Hornos, del Vicario y La Negra.

Asimismo hay matorrales más abiertos repartidos por toda la franja del Piso Mesomediterráneo de la sierra formados por una larga serie de especies entre las cuales están el tomillo real Thymus longiflora, el tomillo limonero T. baeticus, el tomillo aceitunero Thymbra capitata, el almoradux o mejorana en lugares con suelos arenosos Thymus mastichyna, el crestagallo Phlomis purpurea, la bolina Genista umbelata, el jaguarzo Cistus monspeliensis, lavanda Lavandula multifida , Teucrium poleum, Thymelea hirsuta, y otras especies comunes.

En la zona de contacto con los suelos silíceos de la Contraviesa encontramos jara pringosa Cistus ladanifer.



Formaciones herbáceas:


Lastonar

Entre los piornos de la zona de cumbre encontramos una vegetación herbácea dominada por el lastón, Festuca scariosa.


Espartal

En las planicies inclinadas de la cara sur y norte con suelo muy rocoso encontramos fundamentalmente espartales de Stipa tenacissima con Aphillantes monspeliensis, y romeros R. officinalis.


Roquedos

En las paredes rocosas podemos encontrar Sarcocapnos eneaphylla y Athamanta vayredana.


Canchales

Las fuertes pendientes de las cabeceras de algunos barrancos, así como las escombreras de algunas minas han favorecido la formación de canchales de piedra suelta donde apenas se asientan especies vegetales arbustivas como algún arce, y espinos.


Cultivos abandonados

En la zona del barranco del Alhayón encontramos pastizales asociados al pastoreo y cultivos de almendros en su mayor parte abandonados y matorrales colonizadores con aulagas y romero y esparto.

Asimismo, en el barranco de Olías, que va a parar a la Rambla de Castell de Ferro, encontramos cultivos con olivos y alguna huerta donde el suelo profundo y la existencia de agua lo permite.


Vegetación de ribera

También por la cara Este, pero con orientación norte hacia el valle del Guadalfeo, el barranco del Alayón mantiene una vegetación singular asociada a suelos bien desarrollados y a la humedad permanente que aporta el arroyo, existiendo sauces Salix spp. y chopos Populus nigra así como abundantes zarzas Rubus ulmifolius y lianas como la clemátide Clematis cirrosa.


En los fondos de todos los barrancos que guardan más humedad edáfica y protección contra el viento encontramos espesuras de vegetación donde están presentes zarzas, adelfas, aulagas, clemátides, espárragos, cornicabras, etc.



Flora


La sierra de Lújar alberga dentro de sus variadas orientaciones la flora característica de suelos calizos de los pisos termo, meso y supramediterráneo con influencias béticas y norteafricanas.

Entre las muchas especies comunes destacan algunas como Cytisus malacitanus en rodales de las zonas orientadas al norte y sobre suelos profundos, madroño Arbutus unedo y durillo Viburnun tinus sobre laderas de suelos profundos y lavados, arces Acer opalus subs. granatensis, espinos Prunus ramburii, espinos majuelos Crataegus monogyna, y gillomo Ameliancher ovalis en las cabeceras de barrancos más sombríos de orientación norte, sobre suelos profundos, entre encinas y en laderas pedregosas.

Entre las plantas herbáceas destacan el tulipán, Tulipa silvestris ssp australis, el cólchico, Colchicum autumnale, y Colchicum triphyllum, el raro Cytinus ruber, la malva de las Alpujarras, Lavatera oblongifolia, en suelos profundos en encinares altos, Linaria verticilata subs. verticilata entre rocas, orquídeas como Cephalantera longiflora, Epipactis cardina, Epipactis tremolsii, Orchis languei, y Barlia robertiana en los encinares más frescos.

Entre los endemismos nevadenses destaca la presencia de Athamanta vayredana, y Centranthus nevadensis, en paredes y zonas muy rocosas.



Fauna


Entre la fauna podemos destacar la existencia de una importante población de cabra montés, y jabalí, y en menor densidad carnívoros como garduña, gineta, zorro, y gato montés.

Comadreja y tejón se reparten con escasez por las zonas bajas donde encuentran mayores recursos.

El conejo es escaso en la sierra tras el azote de las enfermedades víricas que sufre y está muy repartido en zonas favorables con matorral y pastizal de la zona más baja. La liebre es asimismo muy escasa pues prefiere cultivos y pastizales que escasean en esta sierra.

Las ardillas ocupan fundamentalmente zonas de pinar aunque se aventuran en otros hábitats. Entre la microfauna encontramos roedores como topillo mediterráneo, ratón de campo y lirón careto.

Entre los insectívoros existen el erizo común y erizo moruno, topo, musaraña común, y musarañita.

Murciélagos como el Grande de Herradura, el Pequeño de Herradura, y el murciélago Orejudo, que se refugian para criar, hibernar o descansar durante el día en las galerías de minas abandonadas.

Rapaces nidificantes  como azor, gavilán, águila real, águila perdicera, halcón peregrino, cernícalo, búho chico, búho real y mochuelo. En los roquedos encontramos roquero solitario, collalba negra, colirrojo tizón y acentor alpino.

En las zonas boscosas y matorrales, zorzal charlo, petirrojo, mirlo común, chochín, curruca capirotada, curruca rabilarga, curruca carrasqueña, curruca cabecinegra y mosquitero papialbo.

El cielo es surcado por los nidificantes avión roquero, vencejo real y golondrina daúrica. El arrendajo, chova piquirroja, urraca, paloma torcaz, paloma bravía, tórtola común, y pito real podemos encontrarlos en diferentes hábitats arbolados.

La perdiz roja, con densidades de población muy fluctuantes y sometida a fuerte presión por la caza con reclamo, se puede ver en toda la sierra.

Entre los paseriformes encontramos pinzón vulgar, verdecillo, verderón, pardillo, jilguero, carbonero común, carbonero garrapinos, herrerillo común, herrerillo capuchino, mito, reyezuelo listado, agateador, piquituerto, cogujada común, cogujada montesina, alondra, totovía, escribano montesino, escribano soteño, bisbita campestre, lavandera blanca, lavandera cascadeña, alcaudón común, alcaudón real, tarabilla, mosquitero común, abubilla, cuco, chotacabras pardo, abejaruco, collalba gris y collalba rubia, ruiseñor, ruiseñor bastardo,  papamoscas gris.

Entre las aves invernantes además de buena parte de las anteriores especies encontramos acentor común, acentor alpino, zorzal común, zorzal alirrojo en inviernos muy duros, aguilucho pálido, lúgano, bisbita común y bisbita campestre.


Ocasionalmente puede verse algún buitre en los Tajos de los Vados y excepcionalmente grandes grupos que han estado comiendo una carroña en la zona de cumbres, pero las colonias de cría más cercanas están en las sierras de Málaga y en el extremo norte de Granada, Sierra de Castril.

Entre los reptiles, la siempre inquietante víbora hocicuda, la culebra de collar, la culebra de escalera, las lagartijas colilarga y colirroja, el lagarto ocelado.

Entre los anfibios el sapo corredor, el sapo común y el sapillo pintojo.

Una lista de avifauna de la Sierra de Lújar puede verse en Listado Avifauna Sª de Lújar.



La minería


La sierra de Lújar ha sido desde tiempos históricos, y posiblemente desde la edad de los metales fuente de minerales que han sido explotados con los métodos disponibles en cada época. En los tiempos más recientes llegó a desarrollarse una minería industrial del plomo y la fluorita dando lugar a la excavación de decenas de kilómetros de galerías e incluso al transporte por cable hasta el poblado de Los Tablones de Órgiva donde se procesaba el mineral extraído. Cientos de galerías perforan la sierra y aunque la mayor parte cerradas o selladas, algunas abiertas son lugar de refugio e invernada de varias especies de murciélagos. Asimismo existen numerosos pozos verticales de ventilación de estas galerías, algunos de ellos a ras de suelo y sin ningún tipo de protección exterior.


Complejo minero


Accesos y Lugares a visitar


A la cima de la sierra de Lújar se puede acceder por carretera, aunque bacheada, desde el collado que separa el Barranco de Olías y Fregenite del Valle del Guadalfeo, accediendo por la carretera que sube desde Órgiva hacia el Haza del Lino.

A través de pistas se puede recorrer el tercio inferior del barranco de los Castillejos y subir al poblado minero y continuar hasta la Sepulturilla en la cabecera del barranco de Hornos. Esta pista sirvió en su día para el transporte de materiales a y desde las minas de plomo y fluorita, si bien durante algún tiempo se bajó el mineral mediante cangilones y cable hasta el poblado de Los Tablones de Órgiva.

En la parte inferior del barranco de los Castillejos, por su margen izquierda, se ha restaurado recientemente una vereda en su día usada por los mineros que con fuerte pendiente asciende hasta las cercanías del poblado minero de San José.

Desde la zona de Vélez de Benaudalla se puede acceder al Barranco de las Víboras llegando la pista, con cadena en su parte final, al Llano de los pozos, donde en su día hubo una pequeña fundición minera. Existen otros trazados de pistas de menor recorrido por la cara norte.

Desde la Sierra se puede gozar de unas vistas de la Alpujarra y la cara sur de Sierra Nevada espectaculares especialmente en invierno.
 

Lújar                                             Viga de Lanjarón                                  Órgiva
        

Amenazas


Quizá la principal amenaza que siempre pende sobre la sierra sean los incendios, que con cierta frecuencia se vienen sucediendo y causan gravísimo daño en la vegetación y por tanto en la fauna asociada. Algunas de las formas de vegetación presentes son matorrales pirófilos, que son favorecidos por los incendios.

Algunas intervenciones realizadas en la sierra de Lújar, especialmente los diques construidos con el teórico objetivo de evitar la erosión no han hecho sino alterar el aspecto salvaje de algunos barrancos puesto que la mayor parte de ellos han sido ubicados sobre lugares con suelo estable, cubierto de vegetación, y que no tenía ningún riesgo de erosión en absoluto. Otras intervenciones arropadas bajo el mismo concepto de "protección contra la erosión" se han hecho en lugares como la cabecera del barranco de la Negra y han consistido en "desbrozar el matorral" destruyendo un estrato arbustivo rico en especies. O sea en pocas palabras, un despropósito puesto que se ha gastado dinero para "conservación medioambiental" y lo que se ha hecho en realidad es todo lo contrario, un daño ambiental.

Otras amenazas como la continua proliferación de cortijos en las cercanías de la Sierra dentro del Término Municipal de Vélez Benaudalla son de orden menor porque se hacen en el anillo exterior de la Sierra, lo que no quita que pueda incrementar el riesgo de incendios y de vertidos.

La caza furtiva parece poco frecuente aunque tenemos constancia de su existencia.

Acerca de la caza de perdiz con reclamo entendemos que debiera existir mayor control de la misma, con respecto a los cupos permitidos por cazador y día,  puesto que su intensidad puntual puede llevar a que se realicen sueltas de perdiz, que podrían perfectamente evitarse.


Dique bar. de los Castillejos



Grado de protección y normativas


Actualmente la Sierra de Lújar no goza de ninguna protección específica, siendo en su totalidad coto de caza la mayor parte gestionado por las sociedades de cazadores locales y algunas zonas por los propietarios de las fincas.


Dada la importancia antropológica, florística y faunística que hemos intentado resaltar creemos que debiera ser objeto de una protección especial como podría ser la de Parque Natural, donde se puedan continuar los usos tradicionales....


Aunque Sierra de Lújar es un espacio natural en gran parte degradado y maltratado por la acción u omisión humana, posee rincones con un interés biótico fuera de toda duda. La existencia de endemismos botánicos propios, de una rica diversidad faunística y micológica debe hacer recapacitar a los gestores privados y las autoridades ambientales, sobre el uso y grado de protección que se merece la Sierra de Lújar. Hora es ya, de que retornemos parte de la riqueza que tan generosamente ha aportado al hombre, capital obtenido mediante el expolio realizado sobre y en las entrañas de sus altas montañas. A pesar de todas las calamidades sufridas esta sierra ha mostrado una capacidad de regeneración que bien merece la pena alentar y estimular. Este patrimonio biológico y cultural debe ser administrado para el disfrute de todos los ciudadanos incluidos los cazadores, propietarios de cultivos y de derechos mineros. Esto exige que sea la administración autonómica la que lidere la ineludible e inaplazable declaración de Sierra de Lújar como Espacio Natural Protegido.


¡SIERRA DE LÚJAR, PARQUE NATURAL YA!
 


 
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