Cervus elaphus Ciervo

• Cierva solitaria en el bosque de pinos.
• Llama la atención el perfecto camuflaje que el color rojizo aporta a este gran mamífero en las sombras del bosque.
• Las grandes orejas, muy orientables, nos sugieren la importancia que el sentido del oído tiene para esta especie.

Patas y cuello largos, orejas sobresalientes.

Los machos portan cuernas ramificadas en numerosas puntas que mudan todos los años tras la temporada de celo, septiembre-octubre, y vuelven a crecerles en primavera.

Una vez desarrolladas totalmente las cuernas, se frotan con insistencia contra arbolitos y arbustos para desprenderse del "terciopelo" que recubre la cuerna hasta eliminarlo totalmente, dejando ese rastro en forma de pies totalmente descortezados que mueren.

Color rojizo terroso hasta grisáceo uniforme, con escudete anal de color crema claro, casi blanco en adultos.

Deja huellas con dos dedos, de forma general rectangular con puntas ligeramente más estrechas.

En Andalucía, los machos pueden alcanzar hasta 150 kg de peso. Las hembras raramente llegan a los 100 Kg.

Paleártico llegando hasta el Tíbet en su distribución natural.

Introducido en otras muchas regiones del mundo con fines cinegéticos.

Ampliamente distribuido por toda la península con excepción de áreas de Galicia y del Levante.

Bosques de todo tipo desde hayedos a dehesas de encinas y alcornoque, incluso áreas solo cubiertas de matorral alto y espeso.

Más apropiadamente podríamos decir que prefiere bosques mezclados con áreas de matorral, de manera que utiliza todas las posibilidades que le brindan los diferentes estratos de la vegetación en diferentes épocas del año.

Las hembras reúnen a su alrededor grupos familiares que se mantienen unidos todo el año, mientras que los machos forman sus propios grupos separados de las hembras salvo en la época de celo, en otoño.

Se alimenta como un ramoneador, tanto de hierbas, especialmente en primavera, como de brotes arbustivos durante el invierno. No desdeña las bellotas cuando las hay.

En sierras tranquilas tiene hábitos diurnos, con tendencia a desarrollar más actividad en las horas primeras y últimas del día.

Las hembras paren en primavera un cervatillo que durante los primeros meses están manchados de blanco y permanecen encamados mientras la madre se alimenta en el bosque.

Durante el otoño, con la entrada en celo de los machos, se produce la berrea, durante la cual éstos emiten un berrido ronco y repetido, durante el día y la noche de carácter territorial. En esta época los machos luchan entre sí por el dominio de los mejores lugares donde se reúnen los grupos de hembras. El control de los rebaños de hembras de manera contínua les permite cubrirlas durante el corto periodo, menos de un día, en que son receptivas.

Común en todas las áreas boscosas de la provincia.

Aunque en la actualidad es especie común en la provincia de Granada, hacia el principio del Siglo XX estaba prácticamente desaparecido, y de hecho como tal lo citan Chapman y Buck en 1910 en Sª Nevada.

Hay constancia de su presencia hasta la Edad Media en yacimientos de la provincia, pero en los siglos XVIII y XIX solo existe citado en Sª de Baza, de donde desapareció y donde en 1987 se hacen reintroducciones procedentes de Sierra Morena. Al parecer desde allí se han dispersado hacia la Sª de los Filabres, continuación natural de Sª de Baza, y algunos ejemplares llegan hasta el Puerto de la Ragua. No se ven en Sª Nevada.

No conocemos datos históricos, que deben existir, acerca de su presencia en las Sierras de Alhama-Almijara-Tejeda, donde hoy es abundante.