Robledal o Melojar Robledal o Melojar bético

Robledal o Melojar bético

FICHA TÉCNICA:

Fecha: 18 de Octubre de 2008
Autor de la fotografía: Jose Antonio  Díaz
Tipo de paisaje: Hbitats
Nombre común: Robledal o Melojar bético
Municipio: Lugros
Comarca: Guadix - El Marquesado
Espacio Natural: Parque natural y nacional de Sierra Nevada

El roble melojo o rebollo (Quecus pyrenaica) es un árbol que tiende a formar bosques monoespecíficos, pues posee una gran capacidad de regeneración, tras las talas e incendios. Sin embargo tiene unos requerimientos muy exigentes en cuanto al tipo de suelo y la cantidad de agua disponible en el mismo. Para su correcto desarrollo exige precipitaciones anuales de entre 650 y 2.000 mm, que estacionalmente han de estar bien repartidas, en el estío necesita de 100 a 200 mm, ya que en esta época del año es cuando alcanza la plenitud vegetativa, pues es un árbol que echa las hojas con cierto retraso. En cuanto al suelo, este debe ser ácido o neutro. En nuestra provincia siempre se encuentra sobre suelos silíceos, huyendo de los carbonatados o calizos. Soporta muy bien las temperaturas extremas, ya sean heladas y nevadas invernales o fuertes irradiaciones en el verano. Otra característica de este árbol es que no puede incluirse extrictamente dentro de los caducifolios, ya que no pierde completamente las hojas, sino una parte de ellas, (especilamente en ejemplares jóvenes) es un fenómeno que se denomina marcescencia. Este retraso en la caída de la hoja es un fenómeno que se conoce de forma incompleta, hoy por hoy es un misterio este comportamiento del melojo.

 

Puede alcanzar los 20-25 metros de altura y un diámetro de un metro de grosor, si no han sido respetados. Esta situación es excepcional ya que durante mucho tiempo esta especie ha sido sometida a talados intensos para la obtención de leña y carbón vegetal. En estas circunstancias los robles no suelen pasar de los 10-5 metros de altura. Esta explotación ha sido propiciada por la capacidad de rápida regeneración de esta especie arbórea. Posee un sistema radical con una fuerte raíz central de la que se irradian numerosas raíces laterales que se establecen a poca profundidad, de esta manera se producen numerosos brotes, que cuando se tala el tronco principal adquieren un desarrollo rápido, lo que a veces provoca que el bosque no sea transitable. Debido a la presión y sobreexplotación de estos bosques, esta es la formación típica que tienen nuestros melojares, la de un arbolado denso formado por escuálidos árboles, con un tronco de diámetro menor de los 20 cm. Los bosques con melojos bien desarrollados pueden encontrarse en El Camarate (vertiente norte de Sierra Nevada a 1.650 msnm) y en el municipio de Cañar a partir de los 1.800 msnm. También es posible encontrarlo a menor altura como por ejemplo en la Sierra de Tejeda a unos 1.100 msnm y la Almijara 1.300 msnm, ambos muy cercanos a la línea de costa, especialmente el segundo situado en Los Prados de Lopera, justo en la divisoria de las vertientes mediterránea y atlántica, que se ve muy beneficiado por el efecto föhen, recibiendo una aportación significativa de agua por la condensación (rocío) del agua procedente de acumulación de nubes procedentes de la evaporación de agua en el cercano mar Mediterráneo. 

 

El cortejo florístico del Melojar suele ser escaso y pobre, pues son bosques en que la luz penetra poco y las hojas se acumulan impidiendo el desarrollo de arbustos y matorrales, salvo dónde se produzca la muerte de algún árbol o se produzca una intervención humana que aclare el bosque. Entre los arbustos que pueden encontrarse destacan el majuelo, la retama de escobas y los rosales silvestres.

 

En la provincia el roble melojo lo encontramos desde su límite basal situado en los 1.100 hasta los 2.000 msnm. A baja altura compite con la encina y a gran altura con el pino silvestre. Los bosques maduros de mayor extensión y complejidad botánica se encuentran en el macizo de Sierra Nevada. Los demás poseen una extensión muy limitada y se encuentran empobrecidos, debido a la prolongada explotación a que han sido sometidos, aunque ahora se encuentran en vías de recuperación gracias a la sustitución del carbón vegetal por otros tipos de combustibles y la electricidad. Los melojares mejor conservados se encuentran, afortunadamente, en espacios protegidos. Son dignos de una detenida visita los situados en Sierra Nevada, en especial, este mostrado en la fotografía situado en el Camarate, municipio de Lugros.