El descubrimiento de este objeto lo realizó el astrónomo Edwin Holmes en 1892, mientras observaba la galaxia de Andrómeda y que por casualidad halló el cometa. El cometa Holmes recorre su órbita en torno al Sol en unos 7 años, alejándose a una distancia de 321 millones de kilómetros de nuestra estrella.
Siendo un objeto tan pequeño, resulta realmente extraño para los científicos el hecho de que pueda incrementar su brillo de un modo tan destacado. La razón podría hallarse en la colisión con un objeto -no detectado- o en la apertura de una grieta en su superficie que expulsase grandes cantidades de material del núcleo.
El 23 de octubre de 2007 la magnitud del cometa Holmes rondaba 17, unas 25 000 veces más débil de lo que sería necesario para observarlo a simple vista. En menos de 24 horas, su brillo había ascendido hasta magnitud 7, mostrando las observaciones más recientes un nuevo incremento hasta magnitud 2-3.
Aunque las predicciones sobre la evolución de su brillo son algo inciertas, los estudios recientes indican que el 17P/Holmes podría incrementar más su brillo y desarrollar una cola fácilmente visible con instrumentos ópticos.